Las piscinas de agua salada más grandes del mundo se encuentran en San Alfonso del Mar
Cerremos los ojos. Olvidémonos por un momento de los problemas diarios y de la crisis económica que azota a la Península Ibérica. Nos transportamos mentalmente junto con Sal Roca hasta la región chilena de Algarrobo. Allí se encuentran las piscinas de sal más grandes del planeta, tal y como estipula el libro Guinness de los récords.
Para recorrerla de punta a punta sin flotador se precisa de la destreza de Michael Phelps, ya que mide 1.012 metros de largo y llega a los tres metros de profundidad en algunos puntos.
El San Alfonso del Mar Resort, goza de una laguna en toda regla al servicio de sus clientes, lo que exige de un sistema de limpieza distinto al mantenimiento de piscinas convencionales. No en vano contiene 250 millones de litros de agua salada, que se extraen directamente del mar. Sus aguas cristalinas evocan al mar Caribe y esto se debe a la oxigenación a presión. Purifica enormes cantidades de agua con menos productos para piscinas o agentes químicos que cualquier otra piscina de sal.
Afortunados los que puedan nadar en este remanso de paz sin rastro de medusas, tiburones, erizos de mar y otros peligros del mar abierto. Eso sí, entre brazada y brazada uno se puede cruzar con un velero o un kayak. Sus grandes dimensiones permiten la práctica de distintas actividades náuticas con el océano Pacífico en el horizonte.
Las piscinas de sal recubren el largo de las instalaciones con la arena de la playa como única barrera con el mar. Y esta obra faraónica costó 3,5 millones de dólares. Detrás de este resort de 1.000 apartamentos se esconde el empresario Fernando Fischmann, que un día soñó con una piscina de sal del tamaño de una laguna.
La visita no está al alcance de todos los bolsillos, pero en España siempre nos quedará el Lago Martiánez (Tenerife).