Sal para la nieve

Ya se ha acabado el invierno, aunque es posible que aún nos pueda sorprender alguna nevada, el otro días nos preguntaban por qué echamos sal a la nieve, y hoy vamos a afrontar la explicación a esta pregunta. Una parte muy importante de la actividad de nuestra empresa es la sal para la nieve, así que no podemos por más que contestarla.

Máquina esparciendo sal para la nieve

 

En otra entrada hablamos de los problemas derivados de la nieve y porque debíamos usar sal para nieve, en la entrada de hoy vamos a hablar de algo más técnico, el principio que determinar que el uso de la sal sea conveniente para combatir aquellas situaciones no deseadas que la aparición de la nieve trae aparejadas.

Por qué echamos sal a la nieve

Cuando las temperaturas bajan en exceso la nieve se llega a convertir en hielo, y es en ese momento cuando más riesgos y problemas causa. Por ejemplo para la conducción en las carreteras, el rozamiento entre asfalto y neumáticos es la base de la movilidad de los vehículos y de que podamos controlar sus movimientos. El asfalto tiene un coeficiente de rozamiento alto, al contrario que el hielo que tiene uno mucho menor, circular sobre el hielo dificulta poder controlar el vehículo. Para evitar la formación del hielo usamos la sal. El fundamento para usar la sal es simple, el agua se congela a 0ºC, disolviendo una sustancia en agua, conseguimos bajar la temperatura de congelación siendo menor que los 0ºC. Esa nueva temperatura de congelación variara según la cantidad de sal que hayamos disuelto por litro de agua, lo ideal es bajarla hasta los -21ºC

No se consigue eliminar la nieve, lo que conseguimos es crear una disolución de agua y sal que es más difícil que llegue a congelarse, los beneficios en las carreteras son innegables, pero lo son del mismo modo en las aceras de nuestras calles, esta es la respuesta a la pregunta de por qué echamos sal a la nieve.

Hasta la próxima entrada !!