La sal marina es cada vez más famosa en las personas. Podemos encontrarla en casi cualquier supermercado y es mencionada en cientos de recetas de cocina, lo cual se debe a los beneficios para la salud con los cuales se le relaciona. No obstante, pocas personas entienden realmente cuales son las diferencias entre la sal marina y la sal de mesa común que utilizamos normalmente.

En esta ocasión, desde Sal Roca dedicamos un espacio al análisis de las diferencias entre ambos tipos de sal. Establecidas las diferencias, cada persona podrá escoger con bases sólidas la opción que considere más saludable y adecuada para su vida cotidiana.

¿Cuáles son las diferencias entre la sal marina y la sal de mesa?

Según el punto de vista desde donde se analice, encontraremos diferencias notables entre la sal marina y la sal de mesa. Por ejemplo, en la cocina, la sal de mesa tiene una textura más áspera y un sabor intenso, siendo percibida como más ‘saludable’ por el hecho de ser extraída directamente del agua del mar.

Sal marina

Las principales diferencias entre la sal marina y sal de mesa, se pueden resumir en los siguientes aspectos:

  • Sabor

La sal marina es producida por medio de la evaporación de agua proveniente del océano y lagos de agua salada. Según el origen del agua, la sal resultante puede poseer algunos oligoelementos y minerales que agregan color, sabor y los cuales se asocian a propiedades benéficas para la salud del ser humano.

Caso contrario a la sal de mesa, que se extrae de depósitos subterráneos y en cuyo procesamiento se eliminan los minerales, además de recibir una adición de yodo.

  • Textura

La sal de mesa común tiene una textura suave y se disuelve fácilmente en el agua. Esta textura se debe al excesivo procesamiento que recibe, a diferencia de las sales marinas, cuya textura es crujiente y áspera, con presencia de cristales de tamaños irregulares y con colores que pueden variar según la composición del agua.

  • Aditivos

Se considera que la sal marina es mucho más saludable que la sal de mesa debido a las diferencias en el procesamiento y al hecho de que no recibe aditivos adicionales como el yodo y el potasio. No obstante, y salvando algunas diferencias minerales, ambas sales comparten el mismo valor nutricional básico.

De igual manera, ambas tienen cantidad similar de sodio en su composición. Esto implica que ninguna es más saludable que otra en un consumo moderado.

¿Cuál deberíamos elegir? Considerando que el valor nutricional es similar en ambas, sería una elección personal decantarse por uno u otro tipo de sal. Entonces, que sean tus papilas gustativas las que tomen la decisión, incluso pudiendo experimentar con ambas hasta encontrar un balance.

La real recomendación sería mantener el consumo de sal en niveles saludables, recordando que según las autoridades sanitarias la cantidad máxima de sodio que un ser humano debería ingerir no debe superar los 2,300 mg por día.

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