Ha llegado el verano y la mayoría de nosotros disfrutamos de nuestras piscinas. Hemos tenido que mantenerlas durante el año y prepararlas unos días antes para que estén perfectas para usarlas. En Sal Roca disponemos de todo lo necesario para que disfrutes de tu piscina de agua salada. Está genial disfrutar de las piscinas y el baño en verano. Pero debemos ser conscientes de los riesgos que nuestros hijos pueden correr en la piscina. Todas las precauciones son pocas, y debemos recordar que la mayoría de los accidentes suelen tener un final trágico. De los accidentes de los últimos años en entornos acuáticos casi el sesenta por ciento se han producido en piscinas.
Riesgos de los menores
En la actualidad la segunda causa de muerte infantil en España son los ahogamientos. En el tramo de edad de entre dos y cuatro años, es también la tercera causa de mortandad infantil en el mundo. Hay que concienciarse en la necesidad de extremar las precauciones cuando los menores están cerca de la piscina. Por ello todos los años se lanzan campañas recordando este extremo. Lo primero de todo debemos implementar las medidas de seguridad en nuestras piscinas. Y por supuesto si vamos a piscinas públicas debemos confirmar que éstas existan. Además de la necesidad de la presencia de socorristas.
En ocasiones tendemos a pensar que las piscinas hinchables no entrañan ningún peligro. Lo cierto es que esa apariencia de ser seguras las hacen más peligrosas. Con solo diez centímetros de agua un niño se puede ahogar. Hay que añadir a eso el plus de que los menores de cinco años no conocen el riesgo del agua. No saben qué es el miedo. Por eso es el tramo de edad con más accidentes de este tipo.
Qué podemos hacer en pro de la seguridad
¿Qué podemos hacer para extremar la precaución? Hay unas pautas que podemos seguir para mejorar la seguridad de nuestros menores. En primer lugar no debemos fiar todo a su capacidad de saber nadar. Nadar es una actividad que produce mucho cansancio, y ese cansancio puede sobrevenir en cualquier momento. Por eso no debemos perderles de vista en ningún momento. Tampoco podemos fiar la seguridad de los más pequeños a otros más mayores. Es una responsabilidad que les queda grandes y es injusto pedirles que lo hagan. La primera pista de que algo no va bien puede ser el silencio. Los niños no suelen jugar en silencio, pero en el agua ese extremo es aún más cierto.
Cuando estemos en la piscina con los niños debemos evitarnos distracciones. Nuestra atención y los cinco sentidos deben estar en los niños y el agua. Lo ideal sería que fuésemos suficientes como para turnarnos en esa vigilancia. Para tomar la medida a la importancia del asunto, en apenas diez segundos se puede producir el ahogamiento de un menor. Por lo general ese tiempo es mayor, algo más de veinte segundos, pero no tenemos ninguna garantía de que ese vaya a ser nuestro caso. Existe una regla que se llama 10/20. La técnica es simple mirar cada diez segundos a la piscina. Y estar a una distancia que nos permita estar en menos de veinte segundos en el sitio donde se encuentran los niños.
En nuestras piscinas particulares debemos revisar que todo esté en perfecto estado. Hay que revisar drenajes y desagües. Comprobando que no existan orificios de más de ocho milímetros, en los que un niño pueda quedar enganchado. Debemos hacerles ver que no se deben acercar a ellos y que no son para jugar. La vestimenta de los niños debe cuidarse, la ropa holgada es susceptible de ser succionada o engancharse. Llevar cadenas al cuello, o incluso el pelo largo suelto, pueden ser fuentes de accidentes. Como propietarios de nuestras piscinas, debemos conocer la ubicación de los interruptores para cortar la corriente en caso necesario.
Es muy divertido jugar con hinchables dentro del agua. Balones, churros, colchonetas… Hay una gran variedad de utensilios. Una recomendación sobre ellos, recogerlos de los alrededores del vaso de la piscina después de usarlos. Los más pequeños pueden acercarse a por ellos y caer a la piscina si pierden el equilibrio.