La conducción y el clima, dos conceptos que van muy unidos. No podemos conducir del mismo modo en todas las circunstancias climatológicas. Esto nos lleva a tener que observar algunas medidas en determinadas épocas del año. El invierno es una época en la que es habitual encontrarnos placas de hielo en las carreteras. También la humedad, los charcos de la lluvia y en ocasiones la nieve sobre el firme hacen su aparición. Es por ello que debemos observar precauciones especiales en esta época del año. Hoy hablamos de la conducción y el clima en invierno.
Sal para deshielo
En Sal Roca, llevamos más de veinticinco años trabajando con sal para deshielo. La sal para el deshielo es sin ninguna duda el fundente más utilizado en invierno. Las propiedades físico-químicas de la sal, asuntos como la relación entre su eficacia en comparación con su precio. Hacen de las sal el mejor producto para usarlo en casos de nieve y hielo. La acción de la sal consigue que se derritan tanto la nieve como el hielo, evitando de esta forma posibles accidentes.
La conducción y el clima, el invierno
En invierno la conducción se ve afectada por el clima. Conducir bajo los efectos de la lluvia o la nieve es muy peligroso. Multiplica las posibilidades de sufrir un accidente. Para minimizar esas posibles consecuencias, existen técnicas para conseguir una conducción más segura. Por ejemplo la conducción bajo la lluvia es una de las posibilidades más usuales en este tiempo. Vamos a ver algunos consejos para conducir bajo la lluvia.
Aumentar distancia de seguridad
Los primeros momentos de la lluvia son quizás los más peligrosos. Esas primeras gotas se mezclan con la suciedad de la carretera. Formando una película que impide la correcta adherencia de los neumáticos al asfalto. Es en ese momento cuando debemos aumentar la distancia de seguridad entre nosotros y el coche que tenemos delante. Reducir la velocidad y mantener mayor distancia de seguridad son claves para poder evitar una colisión por alcance en estas circunstancias.
Aire para evitar cristales empañados
Los cristales empañados, no ver nada mientras conducimos, no hay mayor sensación de peligro al volante que no ver lo que tienes delante. Es fundamental que usemos el aire correctamente para evitarlo. Al más mínimo indicio de que se empiezan a empañar los cristales debemos actuar. Porque la velocidad en empañarse es sorprendente, y una vez empañados la capacidad de reacción es menor.
El aquaplaning
El efecto aquaplaning es lo peor que podemos sufrir en una carretera bajo la lluvia. Se pierde tracción y por lo tanto el control del vehículo. Esto ocurre al atravesar una zona cubierta de agua a gran velocidad. El problema es que el neumático no es capaz de evacuar toda el agua que encuentra en el firme. Si eso nos ocurre con los cuatro neumáticos al tiempo podemos perder por completo el control de coche. En ese momento es típico el sobresalto y hacer una frenada a tope, multiplicando el descontrol de forma exponencial. En los vehículos de transporte más pesados que el coche, su propio peso contrarresta ese efecto. Pero por contra hacen que la distancia de frenado sea mucho mayor. Lo mejor frenadas cortas en vez de una a fondo. Y por supuesto mecanismos como los ABS facilitan la conducción en esas circunstancias.